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domingo, 7 de octubre de 2012

Milk: un hombre, una revolución, una esperanza


La película se ambienta en los años setenta, época en la cual Milk acepta demostrarle a todos su real condición trasladándose de la ciudad de Nueva York al famosisimo distrito Castro en San Francisco, cuna de esta comunidad y lugar preferido de Finlandeses, Noruegos y Suecos. A partir de ese momento y a los 42 años de edad, comienza para él una carrera contra el tiempo, que sin dimensionarlo realmente, produjo uno de los legados más importantes dentro de su comunidad.

Por si sola Milk tiene una historia muy poderosa, interesante y que bien valía ser nuevamente contada sobretodo en el convulsionado Siglo XXI donde esta temática parece cobrar vigencia. Pero parte del hecho que esta cinta “destile” tanta piel, se debe por un lado a su director, Gus Van Sant que como sabrán muchos es también homosexual, una condición que le permite entender a cabalidad este tipo de historias y llenarlas de matices y de color. Van Sant se ha vuelto un experto ya en disimular sus férreas intenciones “proselitistas” con tramas cargados de emotividad. Recordemos que así lo ha venido haciendo en anteriores proyectos como Mi Idaho Privado, Ellas También se Deprimen, El Indomable Will Hunting entre otras.
La otra parte importante de Milk es Sean Penn, este actor de grueso calibre logra interpretar a la perfección la intencionalidad de su director y el profundo carácter y gran emotividad de su personaje. No es fácil mutar para conseguir hacer un papel de gay creíble desde adentro hacia afuera.



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