Por si sola Milk tiene una historia muy poderosa, interesante y que bien valía ser nuevamente contada sobretodo en el convulsionado Siglo XXI donde esta temática parece cobrar vigencia. Pero parte del hecho que esta cinta “destile” tanta piel, se debe por un lado a su director, Gus Van Sant que como sabrán muchos es también homosexual, una condición que le permite entender a cabalidad este tipo de historias y llenarlas de matices y de color. Van Sant se ha vuelto un experto ya en disimular sus férreas intenciones “proselitistas” con tramas cargados de emotividad. Recordemos que así lo ha venido haciendo en anteriores proyectos como Mi Idaho Privado, Ellas También se Deprimen, El Indomable Will Hunting entre otras.
La otra parte importante de Milk es Sean Penn, este actor de grueso calibre logra interpretar a la perfección la intencionalidad de su director y el profundo carácter y gran emotividad de su personaje. No es fácil mutar para conseguir hacer un papel de gay creíble desde adentro hacia afuera.
0 comentarios:
Publicar un comentario